Concatedral de Santa María

Plaza de España, s/n

El edificio más antiguo de todos cuantos rodean la Plaza de España es la Concatedral de Santa María la Mayor. El hallazgo de alguna pieza visigoda hace pensar que aquí se ubicó la famosa catedral matriz de Santa María de Jerusalén, con su baptisterio, el palacio obispal y el atrio que los unía. Lo cierto es que, reconquistada la ciudad, se erigió aquí una ermita que fue progresivamente ampliada.

Hoy se nos presenta como un conjunto gótico arcaizante, es decir, un templo muy macizo y achaparrado, con sencillos pináculos en la cabecera. En su interior presenta tres naves, la central más ancha, con arcos ligeramente apuntados. Las tres naves están cubiertas desde el siglo XVII con bóvedas de aristas. Anteriormente las naves tenían un techo de armaduras de madera de gusto mudéjar. Sólo en algunas capillas y, sobre todo, en la cabecera, en la capilla mayor y la sacristía, se conservan arcos de tracería gótica. La iglesia tuvo originalmente pinturas en las paredes, como podemos ver en un fragmento que aún se conserva y en el que representa la misa de San Gregorio.

Las capillas pertenecieron a las familias más nobles de la ciudad. Hasta mediados del XIX la iglesia fue lugar de enterramiento para nobles de la ciudad. Así, a un lado de la cabecera y en la actual sacristía podemos ver los sepulcros de D. Diego de Vera y Figueroa y de su mujer, Dña. Marina Gómez de Figueroa. En el tramo inicial de la cabecera también podemos contemplar la imagen del Cristo de la O, patético Cristo tardogótico que es la imagen titular de las cofradías de penitencia locales. Se ubica en el lugar donde estuvo la tumba de Dña. Leonor de Austria, hermana de Carlos V, y que fue reina de Portugal y Francia.


El edificio más antiguo de todos cuantos rodean la Plaza de España es la Concatedral de Santa María la Mayor. El hallazgo de alguna pieza visigoda hace pensar que aquí se ubicó la famosa catedral matriz de Santa María de Jerusalén, con su baptisterio, el palacio obispal y el atrio que los unía. Lo cierto es que, reconquistada la ciudad, se erigió aquí una ermita que fue progresivamente ampliada.

Hoy se nos presenta como un conjunto gótico arcaizante, es decir, un templo muy macizo y achaparrado, con sencillos pináculos en la cabecera. En su interior presenta tres naves, la central más ancha, con arcos ligeramente apuntados. Las tres naves están cubiertas desde el siglo XVII con bóvedas de aristas. Anteriormente las naves tenían un techo de armaduras de madera de gusto mudéjar. Sólo en algunas capillas y, sobre todo, en la cabecera, en la capilla mayor y la sacristía, se conservan arcos de tracería gótica. La iglesia tuvo originalmente pinturas en las paredes, como podemos ver en un fragmento que aún se conserva y en el que representa la misa de San Gregorio.

Las capillas pertenecieron a las familias más nobles de la ciudad. Hasta mediados del XIX la iglesia fue lugar de enterramiento para nobles de la ciudad. Así, a un lado de la cabecera y en la actual sacristía podemos ver los sepulcros de D. Diego de Vera y Figueroa y de su mujer, Dña. Marina Gómez de Figueroa. En el tramo inicial de la cabecera también podemos contemplar la imagen del Cristo de la O, patético Cristo tardogótico que es la imagen titular de las cofradías de penitencia locales. Se ubica en el lugar donde estuvo la tumba de Dña. Leonor de Austria, hermana de Carlos V, y que fue reina de Portugal y Francia.

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