Conjunto Arqueológico de Morería

Paseo de Roma, s/n

Una parcela de 12.000 m2 que, hasta principios de la década de los años noventa del siglo pasado, ocupara el barrio humilde de Morerías, es hoy uno de los yacimientos arqueológicos urbanos más grandes de la península, al menos hasta la apertura al público de los restos hallados en la parcela del Cuartel de Artillería.

En Morería se conserva el tramo de muralla romana más extenso de los sacados a la luz, mostrándonos no sólo su fábrica original (cuya anchura conservada es de casi tres metros y la altura pudo llegar a ser de ocho metros) y los refuerzos que ya en momentos tardíos del Imperio se le adosaron, sino también puertas, portillos y pasos de ronda. Igualmente la muralla, en su recorrido por esta zona, aporta testimonios de la solución radical que el Califato adoptó para acabar con las revueltas de los emeritenses: la destrucción hasta los cimientos de alguno de sus tramos.

Pero lo que nos ofrece Morería es una clara visión de la evolución del urbanismo emeritense desde el siglo I hasta época visigoda. Vemos cómo se modifican poco a poco las calzadas porticadas, las viviendas y las manzanas en la que quedan englobadas. Y, sobre todo, la denominada Casa de “Los Mármoles”, nos muestra toda la suntuosidad de una vivienda a finales del siglo III, la época de mayor apogeo de la ciudad. Ocupaba toda una manzana, llegó a tener dos alturas y, por si esto no fuera suficiente, uno de los dos conjuntos termales con los que contaba esta casa, llegó a invadir una de las calzadas para edificar sobre ella una piscina de agua fría.

Todas las habitaciones, alguna de ellas enormes, como la habitación ubicada al norte y que se cierra en un pronunciado ábside, se articulaba en torno a un patio cuyo suelo está compuesto por un ajedrezado de losetas de pizarra negra y mármol blanco. El patio tuvo árboles ornamentales, como demuestra la presencia de alcorques. También, como todas las viviendas de esta zona, tuvo su pozo, cuyo desgastado brocal podemos ver. En el eje del patio, contemplamos un cenador porticado con una fuente en su centro, todo él revocado de placas de mármol.

El yacimiento también se encuentra tachonado de espacios palaciegos de época emiral y humildes viviendas del período califal.


Una parcela de 12.000 m2 que, hasta principios de la década de los años noventa del siglo pasado, ocupara el barrio humilde de Morerías, es hoy uno de los yacimientos arqueológicos urbanos más grandes de la península, al menos hasta la apertura al público de los restos hallados en la parcela del Cuartel de Artillería.

En Morería se conserva el tramo de muralla romana más extenso de los sacados a la luz, mostrándonos no sólo su fábrica original (cuya anchura conservada es de casi tres metros y la altura pudo llegar a ser de ocho metros) y los refuerzos que ya en momentos tardíos del Imperio se le adosaron, sino también puertas, portillos y pasos de ronda. Igualmente la muralla, en su recorrido por esta zona, aporta testimonios de la solución radical que el Califato adoptó para acabar con las revueltas de los emeritenses: la destrucción hasta los cimientos de alguno de sus tramos.

Pero lo que nos ofrece Morería es una clara visión de la evolución del urbanismo emeritense desde el siglo I hasta época visigoda. Vemos cómo se modifican poco a poco las calzadas porticadas, las viviendas y las manzanas en la que quedan englobadas. Y, sobre todo, la denominada Casa de “Los Mármoles”, nos muestra toda la suntuosidad de una vivienda a finales del siglo III, la época de mayor apogeo de la ciudad. Ocupaba toda una manzana, llegó a tener dos alturas y, por si esto no fuera suficiente, uno de los dos conjuntos termales con los que contaba esta casa, llegó a invadir una de las calzadas para edificar sobre ella una piscina de agua fría.

Todas las habitaciones, alguna de ellas enormes, como la habitación ubicada al norte y que se cierra en un pronunciado ábside, se articulaba en torno a un patio cuyo suelo está compuesto por un ajedrezado de losetas de pizarra negra y mármol blanco. El patio tuvo árboles ornamentales, como demuestra la presencia de alcorques. También, como todas las viviendas de esta zona, tuvo su pozo, cuyo desgastado brocal podemos ver. En el eje del patio, contemplamos un cenador porticado con una fuente en su centro, todo él revocado de placas de mármol.

El yacimiento también se encuentra tachonado de espacios palaciegos de época emiral y humildes viviendas del período califal.

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