Acueducto y Termas de San Lázaro-Rabo de Buey

Avenida Juan Carlos I, s/n

Recibe el nombre de una ermita dedicada a este santo y que fue derribada a mediados del siglo XX. Este acueducto es el que permitía salvar el valle del Albarregas a una red de conducciones de aguas que, procedente de manantiales y arroyos subterráneos ubicados al Norte de la ciudad, aún se conserva íntegra en buena parte de sus tramos.

El canal comenzaba a quedar suspendido en el lugar conocido como “Rabo de Buey”, donde se ubicó una piscina para la decantación de impurezas que pudieran llevar las aguas. Hoy se erige la caseta de un sifón del siglo XIX. Fue el acueducto más largo de la Colonia, de los dos constatados, con más de un kilómetro y medio de longitud. Por su fábrica parece ser también el más antiguo, parejo a la edificación de los edificios para espectáculos.

De todas las arquerías de este acueducto sólo restan los tajamares de algunas pilas y, sobre todo, los tres pilares que vemos junto al arranque de un arco de medio punto de ladrillo y los dos arcos de medio punto a base de bellas dovelas de granito, en los que con efectismo, se mezcla el sillar de granito y el ladrillo con el hormigón que le sirve de núcleo.

Bajo los imponentes arcos que se conservan de este acueducto pasaba la calzada que más adelante se bifurcaba bien dirección hacia Córdoba, bien hacia Toledo y Zaragoza.

En el siglo XVI el acueducto romano estaba inutilizado. En lugar de restaurarlo, el ayuntamiento prefirió construir otro nuevo, que se conserva en toda su integridad.

Por último, también podemos ver restos de una termas romanas construidas a pocos metros del acueducto.


Recibe el nombre de una ermita dedicada a este santo y que fue derribada a mediados del siglo XX. Este acueducto es el que permitía salvar el valle del Albarregas a una red de conducciones de aguas que, procedente de manantiales y arroyos subterráneos ubicados al Norte de la ciudad, aún se conserva íntegra en buena parte de sus tramos.

El canal comenzaba a quedar suspendido en el lugar conocido como “Rabo de Buey”, donde se ubicó una piscina para la decantación de impurezas que pudieran llevar las aguas. Hoy se erige la caseta de un sifón del siglo XIX. Fue el acueducto más largo de la Colonia, de los dos constatados, con más de un kilómetro y medio de longitud. Por su fábrica parece ser también el más antiguo, parejo a la edificación de los edificios para espectáculos.

De todas las arquerías de este acueducto sólo restan los tajamares de algunas pilas y, sobre todo, los tres pilares que vemos junto al arranque de un arco de medio punto de ladrillo y los dos arcos de medio punto a base de bellas dovelas de granito, en los que con efectismo, se mezcla el sillar de granito y el ladrillo con el hormigón que le sirve de núcleo.

Bajo los imponentes arcos que se conservan de este acueducto pasaba la calzada que más adelante se bifurcaba bien dirección hacia Córdoba, bien hacia Toledo y Zaragoza.

En el siglo XVI el acueducto romano estaba inutilizado. En lugar de restaurarlo, el ayuntamiento prefirió construir otro nuevo, que se conserva en toda su integridad.

Por último, también podemos ver restos de una termas romanas construidas a pocos metros del acueducto.

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